La Salud Mental, una pieza clave en el engranaje de la labor del Trabajo Social

Castelló, 10/10/2020.- Cada 10 de octubre se conmemora el Día de la Salud Mental. Una fecha para destacar la importancia de lograr bienestar emocional, psicológico y social para alcanzar un desarrollo pleno como personas y para visibilizar también todas las ramas de la sociedad que reman juntas para lograrlo, empezando por el personal médico, de enfermería, psicología y del Trabajo Social, entre otras.

La OMS calcula que actualmente hay cerca de mil millones de personas con algún trastorno mental en el mundo y, sin embargo, es una de las áreas más desatendidas del sistema de salud pública de todos los estados. Así lo afirma el organismo internacional, que a su vez advierte de que una de cada cuatro personas podrían sufrir un trastorno mental a lo largo de su vida, siendo el suicido la segunda causa de mortalidad de los jóvenes de 15 a 29 años.

La interdisciplinariedad en la atención a la salud mental es imprescindible. En concreto, al Trabajo Social le compete todo lo relacionado con la intervención externa al propio servicio de salud que podría definirse como lo social y comunitario. El objetivo de la intervención es abordar de modo global e integral los diferentes ámbitos (salud, personal, convivencial, económico-laboral y social). El objetivo es trabajar desde sus potencialidades y capacidades personales, potenciando su autonomía personal, participación y protagonismo, sus recursos personales y redes relacionales y favoreciendo procesos de inclusión social y laboral. En este marco, el Trabajo Social desarrolla sus funciones, integrando prevención, promoción, asistencia y rehabilitación.

Los inicios se sitúan en Estados Unidos a principios del siglo XX, con el matrimonio Adolf Meyer y Mary Potter Brook, psiquiatra y trabajadora social psiquiátrica respectivamente. Ambos pusieron el acento en el entorno social de las y los pacientes en la intervención psiquiátrica, destacando la idea de equipo psiquiátrico y abriendo el foco hacia lo biopsicosocial.

Ella, Mary Potter Brook, fue la primera que sistematizó un programa de atención social, contemplando un plan terapéutico con los y las pacientes que incluía un seguimiento social en la comunidad, prolongando la atención tras su ingreso y abriendo la perspectiva comunitaria. En España no será hasta mitad del siglo XX cuando aparezca la Escuela de Visitadoras Psiquiátricas de Barcelona (codirigida por dos trabajadoras sociales: Montserrat Castel y María Dolores Enedáguila) y la creación del Patronato Nacional de Asistencia Psiquiátrica (PANAP), poniendo en marcha recursos para contratar a trabajadoras sociales psiquiátricas.

En pandemia, una prioridad global
Este año, desde la Confederación de Salud Mental se conmemora el día con el lema ‘Una prioridad global’. Y es que han sido muchos los pacientes y usuarios de los servicios de salud Mental que han visto cancelados sus tratamientos, postergado sus revisiones e incluso no han logrado tener un diagnóstico. Las consecuencias de la pandemia han hecho que un sistema ya de por sí poco apoyado, como afirma la OMS, tenga que enfrentarse a unas situaciones muy complejas en la actualidad y en el futuro.

Por eso, desde el Consejo General del Trabajo Social en su respuesta a la pandemia impulsó una serie de documentos dentro del Grupo Estatal de Intervención de Emergencias Sociales (GEIES) que enfrentaban la situación. Entre otros, el Trabajo Social y la salud mental en la situación de emergencia por el Covid-19 (http://www.cgtrabajosocial.es/app/webroot/files/consejo/files/DOC%20CGTS%20SALUD%20MENTAL%20(1)%20(1).pdf) donde los autores, Gotzon Villaño Murga y Julio Piedra Cristobal (trabajadores sociales de los Colegios de Araba y Huelva respectivamente), insistían en la importancia de la coordinación sociosanitaria, en activar un protocolo de cribado social en la atención primaria y en no dejar de hacer seguimiento de los casos.
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