Los/as trabajadores/as sociales centrarán su XII Congreso en analizar fórmulas que garanticen los derechos sociales
LA INTERVENCIÓN SOCIAL EN TIEMPOS DE MALESTARES: SABEMOS, PODEMOS, QUEREMOS
Una de las grandes revoluciones del siglo XX ha sido el Estado de Bienestar. Con sus diferentes configuraciones ha articulado la vida social y ha marcado la pauta del progreso económico en los distintos países desarrollados. Esta realidad ha afectado también, y de manera decisiva, al propio Estado, que se ha transformado, con el correspondiente refrendo constitucional en la mayor parte de los casos, imprimiendo un carácter social al Estado de derecho.
Comprobar cómo algunos de los logros alcanzados están teniendo “un punto de retorno”, ya forma parte del dibujo de nuestra cotidianeidad. Por este motivo, en tiempos como el presente, tiempos que están marcados por incertidumbres y malestares que poseen diversos matices y niveles, Europa, al igual que el resto de sociedades avanzadas, tiene que seguir profundizando en la conquista del bienestar, es decir, en la seguridad, la protección social, la educación, los servicios sociales, sanitarios y de pensiones, en la lucha contra las antiguas y nuevas formas de pobreza, mediante políticas y prácticas de creciente “inclusión social”.
Nos hemos adentrado en una nueva fase histórica en la que, siendo conscientes de que la intervención social implica superar la concepción del trabajador social como mero gestor de recursos, el gran desafío para el Trabajo Social y sus profesionales es reflexionar sobre el sentido de la protección social y cómo realizarla en un escenario preocupante. Sus trazos gruesos son, entre otros, el paro masivo, la creciente desestructuración del tejido social, los desequilibrios demográficos, los cambios derivados del desarrollo económico, el colapso del ecosistema, las consiguientes modificaciones de la estratificación social, la crisis del Estado-nación, las estrenadas patologías de la modernidad, el individualismo y el privativismo, las nuevas migraciones y la emergente solicitud de humanización de los ámbitos de vida y de servicio, con la demanda de nuevos derechos sociales ligados a los estilos de vida cotidiana y en concreto a la asistencia de las personas.
En este nuevo escenario, con sus luces y sombras, con sus viejos/as y nuevos/as protagonistas, la inclusión social es la palabra clave de las políticas sociales de las sociedades avanzadas. Su significado y la articulación de los instrumentos para su consecución, son el enigma en el que se asienta el núcleo de los desafíos que se plantearán al Trabajo Social en los próximos años. Los fines no serán otros que equilibrar la individualización de las intervenciones con la producción de nuevas solidaridades; mantener conexiones significativas entre todas las necesidades de la vida cotidiana a la luz de un concepto de bienestar “como vida buena”; tener como referente operativo a las personas y sus estructuras sociales, donde las necesidades encuentran su sentido cualitativamente más significativo y la primera respuesta; y coordinar las diferentes intervenciones sociales, de tal forma que la combinación de los diversos factores compense y resuelva las eventuales carencias particulares del problema a encarar.
Deseamos que este XII Congreso Estatal del Trabajo Social se convierta en un ágora, en una plaza en la que la participación activa de todo tipo de comunicantes (movimientos sociales, plataformas de afectados, colectivos sociales, usuarios, etc.) se conjuguen tres verbos que, desde siempre, hemos tenido muy presentes las y los profesionales del Trabajo Social: SABEMOS/PODEMOS/QUEREMOS.
“La experiencia es la evidencia y las cuestiones nuestra fortaleza”. Las y los profesionales del Trabajo Social SABEMOS porque tenemos los conocimientos, la capacitación, las competencias y la experiencia profesional necesarios sobre la realidad social y las necesidades sociales para afrontar los riesgos y los desafíos presentes y futuros de este emergente escenario. Mejor aún, SABEMOS, a partir del conocimiento teórico y de la práctica profesional adquirida y acumulada durante décadas, de la intervención social en situaciones de necesidad, carencia y dificultad social. No resulta por tanto arriesgado decir que somos nosotros, los propios trabajadores sociales, nuestro mejor recurso.
“Conocer para saber, saber para prever”. PODEMOS encarar al presente y hacer frente al futuro con sus nuevas dificultades e incertidumbres. Y lo PODEMOS hacer tejiendo redes, empoderando a la comunidad, exigiendo a los poderes públicos, acompañando a la ciudadanía en los procesos que sufre de necesidad o dificultad personal o social, reinventándonos, creando, innovando.
“Cuando hay voluntad para hacer algo, se encuentra la manera”. Por eso QUEREMOS seguir estando ahí, como llevamos estando desde el nacimiento del Trabajo Social. QUEREMOS aportar nuestra sabiduría y nuestro compromiso social al nuevo escenario posible porque hay alternativas que nacen desde el propio empoderamiento del trabajador social. QUEREMOS navegar como robinsones de la época tecnológica por los océanos de las inquietudes y los mares de las inseguridades para explorar y plantear nuevas experiencias de cambio.
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