"El trabajo social forense ha tomado un fuerte impulso en los últimos años en investigación, reconocimiento y formación"
Pilar Ruiz Rodríguez recibió el pasado 24 de marzo el XI Premio Estatal de Trabajo Social en la categoría de ‘Profesión’
*Pilar Ruiz *es una profesional incansable, que cuenta con una extensa trayectoria profesional, larga y rica. Conoce, reflexiona, aporta y transmite trabajo social con energía e incansable tesón. Entre los años 1987 y 1990 estuvo trabajando en la Junta de Protección de Menores de Palma de Mallorca y en el Juzgado de Menores de San Sebastián, y desde el año 1990 está adscrita al Decanato en los Juzgados de Logroño.
Fundadora y presidenta de la Asociación Española de Trabajo Social Forense, y creadora y administradora del foro en internet TSPERICIAL de la red Iris, ha vivido e impulsado en primera persona esta práctica profesional desde sus inicios. Ha compaginado la práctica profesional con la docencia y ha recogido su experiencia profesional en un libro, El Trabajador Social en los Tribunales Españoles, que sirve como manual a los trabajadores sociales y a otros profesionales que necesitan conocer sus funciones en este campo. Mantiene un compromiso colectivo hacia el reconocimiento y buenas prácticas en el desarrollo profesional dentro de los diferentes ámbitos judiciales de actuación (procesos civiles, penales, medidas de apoyo a las personas con discapacidades, responsabilidad penal de menores, asistencia a víctimas…).
Pilar Ruiz Rodríguez es la g*anadora del XI Premio Estatal de Trabajo Social* en la categoría de Profesión. Un premio que recogió el pasado 24 de marzo en Huelva. En esta entrevista conocemos en qué consiste su trabajo y cuáles son las pasiones que la mueven en su profesión y en su vida.
1.- ¿Qué te movió a estudiar Trabajo Social y cómo fueron tus principios tras terminar tus estudios?
Yo estudié Trabajo Social compaginándolo con el trabajo como administrativo en un centro de protección de menores en La Rioja. Ya estaba entonces involucrada con el movimiento feminista y percibía que el rol de la trabajadora social en esa institución le permitía estar en contacto y apoyar a mujeres con graves dificultades. Me pareció apasionante, lo que me motivó para estudiarlo.
2.- ¿Cómo surge tu pasión por el trabajo social forense? ¿Y cuál sería tu definición del mismo desde tu perspectiva?
He ejercido el trabajo social forense casi por casualidad. Yo trabajaba para el Consejo General de Protección de Menores; mi primer destino como trabajadora social (asistente social entonces) fue en la Junta de Protección de Menores de Palma, pero, debido a las transferencias, mi puesto pasó a depender del Gobierno Balear. Mi pareja trabajaba en Vitoria, así que para poder estar junto a él volví a opositar, y fue entonces cuando salieron las primeras oposiciones de trabajo social para el Ministerio de Justica.
Se había aprobado recientemente la ley de divorcio y los tribunales necesitaban asesoramiento, así que oposité y conseguí una plaza en Donostia-San Sebastián, en el Juzgado de Menores. Un puesto de trabajo en el que estaba consolidado el rol de trabajo social, porque provenían de los antiguos tribunales tutelares de menores. Antes de volver a ser transferida nuevamente al País Vasco, pude trasladarme a los Juzgados de La Rioja y fue allí donde tuve que investigar y desarrollar el rol del trabajo social en los tribunales, el trabajo focial Forense.
Para ello me sirvió todo lo que había aprendido durante mi formación como trabajadora social, el estudio de la institución, la organización de los tribunales y el rol de los profesionales que intervienen en la misma, los procedimientos judiciales en los que podía intervenir, la difusión entre jueces y fiscales de lo que el trabajo social podía ofrecerles en los diferentes procedimientos, el estudio social de cada caso y la legislación que los regulaba.
A medida que estudiaba me daba cuenta de las infinitas posibilidades que nuestra profesión puede ofrecer para mejorar la intervención del sistema judicial, de ahí surge mi pasión por esta especialidad.
En cuanto a una definición de trabajo social forense yo diría que es el trabajo social que se ha adaptado para asesorar en los tribunales.
3.- El trabajo social forense inicia sus primeros pasos 1981 en el marco de una recién nacida democracia española, implantándose paulatinamente en el sistema judicial hasta llegar a la actualidad, donde podemos ver trabajadoras sociales ejerciendo en diferentes juzgados. En este largo camino, ¿cómo fue el contexto y el proceso de abrirse paso en la Administración de Justicia? ¿Qué hitos destacarías en su desarrollo hasta llegar a nuestros días? ¿Cuáles han sido las mayores dificultades que se han dado en su crecimiento?
Como he dicho anteriormente, para abrirse camino había que difundir nuestra profesión entre los jueces, fiscales y abogados, algo que aún seguimos haciendo porque todavía no está suficientemente implantada. Ha habido que adaptarla a la función de perito judicial, es decir al asesoramiento al tribunal. Con los compañeros peritos forenses de otras profesiones con los que trabajamos tenemos tensiones para delimitar nuestro rol, diferenciarlo y reivindicar espacios profesionales.
Para abrirme camino también tuve que estudiar para profundizar en cada caso, legislación, literatura científica de trabajo social. Escribí los procesos en cada tipo de caso, pensé en la adaptación del trabajo social a la función de perito, comencé a aportar las fuentes bibliográficas a los informes, creo que fui quien rebautizó el Informe Social como Informe Socio Familiar para dejar claro ya en el título del informe en los tribunales que somos expertos en estudiar a la persona en relación con su medio social y familiar. Hay que tener en cuenta que la demanda de informes periciales es, sobre todo, para el estudio de parejas con hijos menores en proceso de separación. Este material me sirvió para poder formar a trabajadores sociales en España y Sudamérica (Costa Rica y Bolivia) sobre esta materia y publicar dos libros en 2003 y 2013.
En cuanto a los hitos, van a la par que la democracia y la aprobación de leyes en España donde se indica que nuestra profesión debe asesorar de manera estable en los tribunales. La Ley 30/81 de divorcio hizo necesario el asesoramiento en los tribunales de los equipos psicosociales. Después, se siguió avanzando con la Ley Orgánica 5/00 reguladora de la responsabilidad penal de los menores y el Real Decreto 1774/04, donde incluían a los trabajadores sociales en los equipos técnicos de menores.
Por su parte, la Ley Orgánica 1/04 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género promovió la necesidad de contar con Unidades de Valoración Forense Integral en las que participan trabajadores sociales. Otro hito fue posteriormente la Ley 15/05, que modificó el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio, donde también entramos los profesionales del trabajo social para intervenir si el juez lo solicita.
Los equipos psicosociales también entran en juego con la Ley Orgánica 8/21 de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. Y, finalmente, está la Ley 8/21 por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, donde el trabajo social tendrá que buscar su rol.
4.- La Asociación Española de Trabajadores Sociales Forenses nace en el año 2015. ¿Cómo surgió este grupo? ¿Qué papel ha jugado en el desarrollo del trabajo social forense?
Con las transferencias nos dispersamos. Muchos de los profesionales de trabajo social pasaron a formar parte de las plantillas de los diferentes gobiernos autonómicos. Los que permanecieron dependiendo del Ministerio de Justicia Castilla León y Castilla la Mancha, Extremadura, Baleares, Ceuta y Melilla trabajan también diseminados en diferentes ciudades y tribunales. Somos un colectivo pequeño, con unas inquietudes similares de formación e investigación, con intereses y puntos de conflicto parecidos, lo que nos impulsó a la creación de la asociación. Desde entonces, la especialidad ha tomado un fuerte impulso, sobre todo en la investigación, en el reconocimiento de la especialidad y en la formación.
5.- ¿Qué papel juega la investigación en trabajo social desde la perspectiva del trabajo social forense?
Es fundamental. El profesional de trabajo social es un experto que asesora al tribunal en un caso concreto, el que le solicita el juez, haciendo el estudio y el diagnóstico social. Como experto, debe estar formado en las materias en las que interviene y su diagnóstico debe estar basado en datos contrastados y en la ciencia. Los agentes que intervienen en la justicia le dan más valor a los diagnósticos basados en las pruebas cuantitativas que los basados en las cualitativas, siendo estas últimas las utilizadas habitualmente en trabajo social. Por ese motivo, desde el trabajo social forense estamos ahora especialmente interesados en investigar y diseñar instrumentos específicos para el trabajo social cuantitativo.
6.- ¿Cómo se integra la perspectiva forense del trabajo social con la de otras profesiones afines, como la psicología, la psiquiatría o la medicina?
La idea de la Administración es que trabajemos en equipos: psicosociales, unidades de valoración forense integral, equipos técnicos de menores, etcétera. El tribunal puede hacer las peticiones de informes tanto de manera individual a una de las disciplinas o puede hacerlo al equipo. A veces se da que, por inercia, el tribunal le pida a una de las disciplinas un informe que podría hacerse en equipo; en otras ocurre que una de las disciplinas acapara gran parte de la investigación, no permitiendo que sus compañeros de equipo la realice con ellos.
En ocasiones, la dirección del equipo, que no proviene de nuestra profesión, decide qué podemos o no hacer, evitando con ello que realicemos casos o entrevistas que estamos capacitados para hacer, creándose entonces en ese tribunal una dinámica negativa para nuestra profesión. Como decía al principio, creo que es en la delimitación y confluencia de las funciones de cada profesión, donde se producen las tensiones en nuestro trabajo.
7.- El pasado 24 de marzo, fuimos testigos del recibimiento del premio de Trabajo Social otorgado por el Consejo General del trabajo Social. Cuéntanos tu sensación y tu vivencia al recibir este reconocimiento.
Fue algo maravilloso, tuve la suerte de que me acompañaran mi pareja y mi hija. La verdad es que me emocioné muchísimo, y no soy de lágrima fácil. Jubilarme y recibir este homenaje ha sido todo un honor, nunca me lo hubiera imaginado, es lo mejor que me podía pasar en este momento.
8.- Mirando hacia el futuro, ¿cuáles son los retos del trabajo social forense para los próximos años?
La investigación, ir aumentando nuestra presencia en los procedimientos y desarrollando nuestro rol en temas como la intervención con personas con discapacidad o reivindicar nuestra intervención con niños, niñas y adolescentes. Que se generalice, en el ámbito penal, la petición judicial de periciales de daño social o de autopsia social en los casos de muertes dudosas.
9.- Teniendo en cuenta estos momentos cercanos a la jubilación y recordando la frase “Se nace siendo trabajadora social, se vive como trabajadora social y se muere siendo trabajadora social”, ¿qué perspectivas profesionales y personales te has marcado de cara a esta nueva etapa de merecido descanso?
Seguir investigando sobre trabajo social. Actualmente estoy con dos compañeros de la universidad estudiando herramientas que recojan la situación económica en la que quedan los cónyuges en el momento de la separación; que refleje, si se ha dado, el empobrecimiento que sufren las mujeres como consecuencia del matrimonio, o las diferencias que existen entre ambos. El objetivo es ponerlo en los Informes Socio Familiares y que el tribunal tenga más datos para establecer la pensión de alimentos, la compensatoria si fuera el caso o la adjudicación de la vivienda. También estoy haciendo una investigación sobre las autopsias sociales en Costa Rica.
Me gustaría reeditar el libro, ahora que tengo más tiempo, seguir haciendo formación porque disfruto con ello, aunque me gusta mucho más la presencial, y cuidarme, hacer deporte, salir al monte y a pasear con las amigas, viajar…
LA LISTA QUE ME INSPIRA
1.- El libro que tienes actualmente en tu mesilla de noche.
Me gustaría contar alguno de los libros que me han sorprendido últimamente: Kim Ji-young nacida en 1982, de Cho Nam-joo, una historia universal de la opresión de la mujer contemporánea; Carol, de Patricia Highsmith, una historia de amor entre mujeres en 1952; Somos sobrevivientes, de Claudia Piñeiro, ocho historias de supervivientes de abuso sexual en la infancia; El acontecimiento, de Annie Ernaux, sobre el aborto clandestino en Francia en 1963; Siempre han hablado por nosotras, de Najat El Hachmi, sobre las mujeres marroquís inmigrantes; y El invencible verano de Liliana, de Rivera Garza, sobre el feminicidio y la contra la violencia patriarcal.
2.- Un escritor al que siempre vuelves.
Me gusta Elvira Lindo, Rosa Montero, Maruja Torres y, últimamente, Najat El Hachami.
3.- Una actriz y película que te han marcado.
Elizabeth Taylor y ‘¿Quién teme a Virginia Woolf?’.
4.- La exposición de tu vida.
Una exposición sobre la trayectoria de Picasso que vi con 18 años en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía donde se exponían desde sus primeros cuadros hasta llegar al cubismo.
5.- ¿Qué le quita el sueño a Pilar Ruiz?
El café, jijiji. No puedo tomarlo aunque me encanta.
6.- ¿Qué talento te gustaría tener y no tienes?
Me gustaría saber cantar.
7.- Y qué talento tienes y no sabemos que lo tienes.
Me encanta bailar.
8.- El feminismo en el siglo XXI….
Es imparable.
9.- Un personaje histórico al que admiras.
Clara Campoamor.
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