Comunicado del Consejo General sobre el ataque contra Ucrania

Rusia ha lanzado este jueves una agresión militar a gran escala contra el pueblo de Ucrania. Todos y todas compartimos que los mayores afectados de este desenlace será la población civil, estos ataques han provocado ya el éxodo de miles de personas a países vecinos, como Rumanía, donde miles de ciudadanos/as, entre ellas mujeres y niños, hacen cola en pasos fronterizos para cruzar a pie. En Eslovaquia casi todas las fronteras con Ucrania están abiertas, lo que posibilita el acceso, mientras que Hungría está permitiendo la entrada de quienes tienen documentación ucraniana o húngara. En Kiev las carreteras, gasolineras y supermercados están colapsados, por lo que muchas personas tratan de refugiarse en las estaciones de metro por temor a los bombardeos. Así, la agencia de refugiados de las Naciones Unidas ha realizado un llamamiento a los países vecinos para que mantengan sus fronteras abiertas a las personas que buscan un refugio seguro.

Amnistía Internacional ya había advertido de los devastadores riesgos para los derechos humanos ante un nuevo conflicto armado entre Rusia y Ucrania, las amenazas para las vidas, los medios de sustento y las infraestructuras civiles, así como la escasez aguda de alimentos y los desplazamientos masivos. “Deben protegerse las vidas, las viviendas y las infraestructuras civiles; […]. También reiteramos nuestro llamamiento para que se permita y facilite el acceso de las agencias humanitarias con el fin de prestar asistencia a la población civil afectada por las hostilidades”, ha asegurado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Los acontecimientos de las pasadas 24 horas nos provocan un profundo dolor y tristeza sobre lo que le está ocurriendo al pueblo ucraniano y a todas personas afectadas por esta guerra. Desplazamientos forzosos, ciudades destruidas, regiones devastadas, terrenos infértiles y ausencia de medios de producción y supervivencia son algunas de las graves consecuencias de la guerra. Pero no menos importantes son los efectos que padece la población: ansiedad permanente, depresión, inseguridad, desconfianza, desarraigo y temor por su propia vida.

El logro de vivir en sociedades en las que impere la paz no es posible a través de intervenciones en las que sean utilizadas las armas. Es el momento de dar soluciones contundentes, no violentas, el futuro debe construirse en colaboración y consenso, no en el caos y el conflicto.

Porque esta guerra injusta y carente de legitimidad contribuye a reforzar el autoritarismo y erosiona derechos y libertades. Estamos firmemente convencidos del papel que la ONU debe ejercer como instrumento fundamental para regular las relaciones y conflictos entre Estados. La Organización de Naciones Unidas debe ser garante de la paz.

Afrontar el desastre humanitario, provocado por los intereses no pacifistas de poderosos, requeriría de la unidad de todos/as y una contundencia firme para paliar los previsibles desastres tras la devastación bélica.

En este momento en el que se viven sucesos tan trágicos, la inmensa mayoría de la sociedad mundial, recuerda y apela a su naturaleza contraria a la guerra y partidaria firme de la solidaridad y la defensa de los derechos y libertades de todos los pueblos del mundo. La ciudadanía tiene mucho que decir y hacer para que nuestros pueblos y ciudades sean un espacio de convivencia pacífica y solidaria en valores de igualdad, seguridad, libertad y derechos humanos.

El trabajo social es un firme defensor de la paz, de la prosperidad y del avance de los pueblos en igualdad y respeto.

Accede al comunicado completo del Consejo General del Trabajo Social sobre el ataque contra Ucrania.

Mensaje de la FITS a 24 de febrero de 2022: AGRESIÓN MILITAR EN UCRANIA