Éxito de participación en la II Escuela de Verano en el Valle del Baztán

Después del éxito de la I Escuela de Verano celebrada en Málaga en 2019, este año tras las restricciones de la pandemia y el desarrollo cotidiano de nuestras actividades hemos organizado la II Escuela de Verano en colaboración con el Colegio Oficial de Trabajo Social de Navarra. La convocatoria ha sido un rotundo éxito de participación que ha logrado juntar a trabajadoras y trabajadores sociales de diferentes puntos de España para compartir unos días en un entorno conocido por su belleza natural y su rica historia cultural.

Bajo la organización de tres ejes esenciales: cuidarnos para cuidar, el cuidado grupal y la ética del cuidado más de cincuenta profesionales del Trabajo Social han aprendido sobre la importancia del cultivo de la compasión, del poder relacional de lo grupal, de la importancia del género en el ámbito de los cuidados o de ejercer nuestra profesión con ilusión. Tras la inauguración al ritmo de la música del trabajador social navarro, Francisco Idareta y del tradicional baile vasco aurresku con Irene Martín, daba comienzo la esperada Escuela de Verano.

Como explicaba María del Mar González, presidenta del Consejo Autonómico de Trabajo Social de Castilla y León es fundamental entender la salud como un camino a recorrer a lo largo de nuestra vida y para ellos nos debemos conocer a nosotras mismas, para que el cuidado empieza por una misma.

El viernes por la tarde en su taller sobre ética, deontológica y cuidados, Francisco Jiménez, vocal del CGTS y miembro de nuestra Comisión Deontológica, nos invitaba a reflexionar sobre qué es ser un profesional excelente, sobre la importancia de la mirada ética en los procesos de intervención social y sobre el autocuidado también entendido como no dejar espacio a aquello que nos hace daño y nos genera malestar. Ese mismo día por la noche celebramos la Noche de San Juan con la actuación del grupo teatral La Chácena que realizaron un akelarre para quemar todos los viejos males y permitir que pase lo bueno con la llegada del solsticio de verano.

En la segunda jornada de nuestra Escuela de Verano las participantes pudieron comenzar la mañana con una sesión de yoga matutina gracias a Sonia Ricart, y comenzar los talleres aprendiendo de la mano de Mariel Quera sobre el autocuidado con perspectiva feminista. Mariel lanzaba la siguiente pregunta “¿Cuántas de vosotras no habéis dormido con muñecas y las habéis arropado?” Afirmaba como somos cuidadoras universales y cómo debemos hablarnos bien a nosotras mismas, para hablar bien al otro. Disfrutamos también en este taller de una dinámica muy interesante “Yo me comprometo…” ¡Todo un aprendizaje!

El sábado también pudimos disfrutar del taller de Belén Arija e Isabel Herrero sobre el poder de lo grupal en los procesos de cuidado, la importancia de cuidar el grupo como elemento sanador. En una sociedad individualista debemos reivindicar lo grupal, la interdependencia de unas con otras. Se trató de un taller enmarcado en el aprendizaje significativo desde una metodología participativa con actitud humanista. Un disfrute para la construcción colectiva de conocimiento.

De manera simultánea Maite Higuero, trabajadora social y sexóloga, nos enseñaba a poner el foco en el cuidado del cuerpo, en la conexión con nuestros cuerpos para sentirnos bien y poder cuidar. Nos proporcionó herramientas accesibles para el autocuidado, conectando con nuestro cuerpo para una mejor comunicación interpersonal. Tras estos talleres, pudimos disfrutar de una tarde de visita cultural a las famosas Cuevas de Zugarramurdi y al pueblo francés de Ainhoa, caracterizado por una bella arquitectura vasca.

En la última jornada de este evento hemos podido aprender junto a Maite Rodrigo sobre el flujo de los cuidados y la importancia de atender la fatiga mental que provoca el cuidado. Así hemos realizado ejercicios para traer la mente al momento actual de manera consciente, trabajando la compasión hacia una misma y hacia las demás. La Escuela de Verano ha finalizado con un cierre emocionante, donde las participantes han podido compartir qué ha significado esta experiencia para ellas y la gratitud por haber podido formar parte de este espacio. “Es fundamental volver a la esencia del Trabajo Social y qué bien nos sienta sentirnos cuidadas” afirmaba en el cierre Emiliana Vicente, presidenta del CGTS.