Salud

El Trabajo Social es una profesión vinculada desde sus orígenes a la ciencia médica y al ámbito sanitario, apareciendo en la década de los 50 los Servicios de Asistencia Social en los hospitales y siendo reconocidas sus funciones en los 70 en el extinto Instituto Nacional de Previsión.

Desde entonces, el Trabajo Social Sanitario lleva interviniendo en la reducción de las desigualdades sociales y sanitarias, actuando de manera continuada sobre los determinantes sociales en la salud desde diferentes ámbitos (hospitalario, de atención primaria, de salud mental, de cuidados paliativos y de salud pública). De forma resumida, al Trabajo Social le compete todo lo relacionado con la intervención externa al propio servicio de salud que podríamos definir como lo social y comunitario.

El objetivo de nuestra intervención es abordar de modo global e integral los diferentes ámbitos (salud, personal, convivencial, económico-laboral y social). Trabajamos desde las potencialidades y capacidades personales, potenciando la autonomía personal, la participación y el protagonismo de la persona, sus recursos personales y redes relacionales y favoreciendo los procesos de inclusión social y laboral.

En este marco, el Trabajo Social desarrolla sus funciones, integrando prevención, promoción, asistencia y rehabilitación. El artículo 12 de la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, reconoce nuestra disciplina como una prestación básica e inicial desde la atención primaria del sistema sanitario.

Para poder consolidar la atención sanitaria integral es imprescindible trabajar por:

1. El reconocimiento del Trabajo Social como profesión sanitaria[1]. Sin este reconocimiento, las y los profesionales del Trabajo Social nos vemos abocados a figurar como un mero “anexo” a la atención sanitaria del equipo, obviando nuestros conocimientos, intervenciones, aportaciones y capacidades profesionales.

2. La mejora de las ratios profesionales. Según las recomendaciones del Consejo General del Trabajo Social[2] se requiere de:

   • Un trabajador/a social sanitario por equipo de atención primaria de salud. En la actualidad, en Asturias, una misma trabajadora social está adscrita a dos e inclusive tres centros de salud, gestionando alrededor de 40.000 tarjetas sanitarias[3].

   • Un trabajador/a social sanitario en centro hospitalario en función de la carga de trabajo de cada servicio hospitalario, con recomendación de un trabajador/a social sanitario por cada 40 camas y 70 en consultas residenciales o de rehabilitación.

   • Un trabajador/a social sanitario por cada Unidad de Apoyo de los Centros de Salud Mental, en los Servicios de Atención y Seguimiento a las drogodependencias y en los Centros de Salud Sexual y Reproductiva.

   • Presencia estable de la figura del Trabajo Social Sanitario en los Servicios de Urgencia y en los equipos de Cuidados Paliativos.

3. La creación de una estructura organizativa y funcional del Trabajo Social Sanitario en el SESPA. Esto permitirá articular y marcar directrices de intervención comunes y homogéneas para todas las y los profesionales del Trabajo Social Sanitario. Directrices que en la actualidad son marcadas por profesionales ajenos al conocimiento de nuestra disciplina (cuestión que no sucede con otras categorías profesionales) pues no existen estructuras formales de organización del Trabajo Social Sanitario dentro del SESPA.

4. La creación de la figura de coordinación de Trabajo Social por cada Área Sanitaria. (en otros colectivos profesionales hay un/a coordinador/a médico y de enfermería por centro de salud). También imprescindible para dar coherencia a nuestra actividad profesional y establecer unas líneas comunes de intervención en Trabajo Social Sanitario de Atención Primaria.

5. El aumento de la coordinación sociosanitaria. Es fundamental para cubrir las necesidades sociales de la población con mayor vulnerabilidad.

6. La incorporación del Trabajo Social al Comité Autonómico de Coordinación Asistencial del cáncer infantil y de la adolescencia del Principado de Asturias.