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VALLADOLID

"El nuevo modelo de atención residencial debe seguir los parámetros de la atención integral centrada en la persona"

lunes 21 de diciembre de 2020 Raquel Villalón

Yolanda de la Fuente, catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales en la Universidad de Jaén, ha demostrado a lo largo de su carrera su gran compromiso con los colectivos más vulnerables

Yolanda María de la Fuente Robles (Linares, 1970) es catedrática en el área de Trabajo Social y Servicios Sociales, directora del Máster Oficial en Dependencia e Igualdad en la Autonomía Personal de la Universidad de Jaén y del Máster Propio ‘Accesibilidad para Smart City. La ciudad global’, en colaboración con la Fundación ONCE. Ha ejercido además como consultora internacional del Banco Mundial experta en turismo accesible para el Gobierno de Uruguay, y dirige el grupo de investigación ‘Género, Dependencia y Exclusión social’ de la Junta de Andalucía.

Esta docente ha abordado temáticas como la violencia social, el desarrollo de los servicios sociales en Jaén, el tratamiento de la delincuencia en la mujer y juventud, el papel de la mujer en el voluntariado, las situaciones de dependencia y el derecho a la autonomía, entre otras. Se cuentan por decenas sus aportaciones en congresos y publicaciones, que la identifican como una profesional formada y comprometida con los colectivos vulnerables y sus problemas cotidianos.

1.- ¿Cuál es la experiencia más positiva que has vivido en el ejercicio de tu profesión? ¿Y la más negativa?

Todas las experiencias profesionales, una vez que las analizas, siempre son positivas, algunas traen satisfacciones y otras, conocimiento. En el ámbito académico he ejercido diversas tareas de gestión como decana de la Facultad de Trabajo Social durante 12 años y como vicerrectora de la Universidad Internacional de Andalucía. La gestión es complicada pero te permite poder intentar cambiar las cosas, y lo más positivo es que pude hacerlo, conseguí liderar en Andalucía el paso al Espacio Europeo de Educación Superior de la titulación de Trabajo Social. Eso supuso avanzar y consolidar nuestros estudios en la Universidad de Jaén como una de las primeras titulaciones que alcanzó el grado.

2.- Durante todos estos años de trayectoria profesional, y teniendo en cuenta los ámbitos en los que has trabajado, habrás visto muchas de tus metas conseguidas. ¿Cuál de ellas destacarías?

Mi historia de vida ha estado cargada de esfuerzo y entrega, ahora que reflexiono, he luchado mucho, y la gente que ha estado a mi alrededor lo sabe. La obtención de la Cátedra, acreditada por el Ministerio en 2013, fue alcanzar una meta de un proyecto donde sólo competía conmigo misma; el apoyo de mi familia ha sido clave. La vida de las docentes/investigadoras/gestoras universitarias es muy complicada, es patente la segregación vertical de género. Las mujeres son el 48% de las investigadoras en los organismos públicos científicos y el 43% en las universidades en España, unas cifras que se mantienen estables desde hace más de una década. Sin embargo, las mujeres son solo el 16% de los rectores, el 21% de los catedráticos y el 25% de los investigadores en los puestos más altos del escalafón de los organismos públicos de investigación, como el CSIC.

3.- Teniendo en cuenta tus aportaciones al tema del envejecimiento en España, y a pesar de la delicada situación actual, viendo que los principales afectados por la pandemia son precisamente las personas mayores, ¿cuál crees que es la responsabilidad de la sociedad en su conjunto de proporcionar un envejecimiento digno y positivo? ¿Qué crees que se podría hacer para avanzar en este sentido?

Ahora, más que nunca, que la pandemia ha sometido y está sometiendo a un estrés al sistema de atención residencial, es el momento de reformular lo que tenemos, como hicieron muchos países europeos hace años. Pero para ello hace falta presupuesto, esperemos que con la inyección de los Fondos Europeos en la ‘Economía de los cuidados’ se pueda conseguir un cambio en los cuidados de larga duración.

El nuevo modelo de atención residencial debe seguir los parámetros de la atención integral centrada en la persona, lo que supone que las personas sean atendidas teniendo en cuenta su identidad, trayectoria vital y desarrollo personal. El secreto está en que quienes nos vayan a cuidar se adapten a nuestras circunstancias y no al revés.

Los nuevos modelos deben ir encaminados, en primer lugar, a la atención domiciliaria integral. Así, la persona que quiera envejecer en su casa, tendrá atención domiciliaria hasta el límite: con servicios más allá de la teleasistencia convencional, usando la domótica, la telemedicina en entornos adaptados y con una red de apoyos coordinada y conectada.

Otros modelos nuevos serían las comunidades de 20 o 25 mayores, las unidades de convivencia, con una apariencia más hogareña, donde los residentes de sientan como en su casa; o el cohousing, que fue iniciado en los años 70 en Suecia, Holanda y Dinamarca, que consiste en cooperativas autogestionadas de personas mayores que viven en entornos diseñados por ellas. Este último es un modelo residencial capacitante, que establece un equilibrio entre privacidad y comunidad, y algunas comunidades autónomas, como Galicia o Baleares, ya están dando pasos en este sentido.

El modelo de atención debe cambiar, ya que la generación del ‘Baby boom’, que ahora está llegando a la jubilación, exigirá modelos novedosos de atención y cuidados más personalizados. El éxito de las nuevas residencias dependerá de la atención desde la singularidad de la persona; la individualidad, para velar por la intimidad; el favorecimiento de la vida activa de los residentes, para lo que son claves los entornos accesibles desde el punto de vista físico, virtual y social; y la humanización en la atención.

4.- ¿Las ciudades españolas son amigables para los mayores?

Las ciudades necesitan un rediseño, con espacios adecuados, amables, usables, etc.; las épocas de crisis tampoco han ayudado mucho a la mejora del espacio urbano. Es fundamental pasar de una ‘Smart City’ a una ‘Smart Human City’, resaltando el concepto de ciudades amigables con los mayores, elaborado por la OMS y basado en el envejecimiento activo. En 2010, se estableció la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con los Mayores, ya conformada por más de 800 ciudades y en más de 38 países. Sólo en España hay 181.

Para que una ciudad sea amable con los mayores necesita proyectar seguridad en sentido amplio; permitir seguir aprendiendo y tomando decisiones; permitir la creación de nuevas relaciones y mantener su patrimonio emocional; y la participación y relación entre generaciones. La OMS identifica ocho áreas del entorno urbano y social que influyen en la salud y en la calidad de vida de las personas mayores: espacios al aire libre, transporte, vivienda, participación social, respeto e inclusión social, participación ciudadana, comunicación e información, y el apoyo a la comunidad y servicios sociales y de salud.

El urbanismo no resuelve los problemas sociales, pero puede contribuir mucho a su agravamiento; bien gestionado puede mejorar y facilitar las condiciones de vida. Esto ya aparece recogido en los ‘ODS 11. Ciudades y Comunidades sostenibles’. Las ciudades deben ser diseñadas pensando en toda la ciudadanía; si se hace a espaldas a ella aparecería la indiferencia, que es la forma más sutil de discriminación.

5.- Respecto a la situación actual de la dependencia en España, ¿cómo crees que se podría mejorar?

Es necesario un rediseño completo y una financiación fuerte y rigurosa para hacer realidad a lo que daba respuesta la Ley. Por mi parte pienso que hay que seguir avanzando en prestaciones olvidadas y que son clave para la promoción de la autonomía personal, como es el caso de la asistencia personal. Esta afirmación se puede constatar en los últimos datos oficiales (imagen al final de la entrevista).

6.- ¿Cómo ves el papel del trabajo social en la realidad social actual como consecuencia de la pandemia originada por la COVID-19? ¿Qué fortalezas y debilidades destacarías dentro de nuestro sistema?

El trabajo social es una profesión innovadora y siempre ha dado respuesta a todas las emergencias sociales, creo sinceramente que la labor de nuestros profesionales ha sido impecable, se ha actuado con diligencia aunque en muchas ocasiones en precario. Como fortaleza quiero destacar la adaptación a una situación sobrevenida, dónde se ha gestionado con compromiso sin límite, y las debilidades se han ido solventando sobre la marcha, a pesar de ser un auténtico servicio esencial, a través de servicios de atención telefónica de apoyo social y emocional. El secreto en esta pandemia ha sido recuperar las bases de la profesión, potenciando la cercanía, la empatía y la escucha activa.

7.- ¿Puedes dibujarnos un mapa del panorama con el que nos vamos a encontrar en relación con la problemática social que se derive de esta crisis sanitaria?

En esto prefiero no ser catastrofista, pero los efectos de la pandemia durarán mucho más que la pandemia, como suele suceder. Habrá que articular nuevas respuestas, y luchar por el posicionamiento de la profesión en el lugar que le corresponde en este nuevo escenario.

8.- Por último, una apuesta de futuro para el trabajo social y su contribución al bienestar de la sociedad.

Creo que hay una línea clave, que es el ‘Trabajo Social Digital’, para el intercambio de la información y el conocimiento, que facilitará los diagnósticos, los mapas de necesidades, se podrán anticipar situaciones de riesgo y exclusión social. Es el momento de incorporar las redes sociales virtuales a la intervención social.

YOLANDA DE LA FUENTE DE CERCA

1.- El mejor recuerdo que guardas de tu época de estudiante.

Mi vida en la residencia universitaria, con compañeras de todas las edades y procedencias.

2.- ¿Qué estudios cursaste en tu época universitaria?

Cómo se suele decir, llegué hasta el final. Mi programa de doctorado fue premonitorio: ‘Génesis, Desarrollo y Protección de los Derechos Humanos’. En ese marco defendí la tesis doctoral el año 2001, mi hija todavía no tenía un año…, y el título fue ‘El desarrollo de los Servicios Sociales. El Caso de Jaén’.

3.- ¿Qué le ha aportado a tu vida personal el trabajo social?

Todo, el trabajo social me ha atravesado literalmente. No podría imaginar dedicarme a otra cosa distinta, ha sacado de mí mis mejores talentos.

4.- ¿Qué cualidad admiras en una persona? ¿Por qué?

La lealtad, que implica muchas cualidades: el respeto, la fidelidad, el compromiso con los proyectos comunes, etc., garantía de que si encuentras a personas así, son compañeros de vida hasta el final.

5.- ¿Tienes un lema en la vida?

Sí, ‘¡No corras, vete despacio, que a donde tienes que llegar es a ti mismo!’, de Juan Ramón Jiménez. Me encanta.

6.- ¿Qué libros estás leyendo actualmente?

Al margen de los académicos, que no voy a detallar, estoy leyendo por recomendación de mi hija ‘La ridícula idea de no volver a verte’, de Rosa Montero, Premio Nacional de las Letras. Es de esos libros que piensas que lo han escrito para ti.

7.- Una pintura que te inspire, un viaje inolvidable y el que te gustaría hacer.

Me encanta la de Pilar Urtiaga, luz, color, exotismo, un pincel que dibuja emociones y retrata momentos, además tengo el honor de ser amiga suya.

Muchos viajes inolvidables. He dado varias vueltas al mundo, este trabajo tiene sus ‘riesgos positivos’, pero me quedaría con un viaje que hice con mi hija a Argentina el año pasado, siendo yo su guía, casi 30 años después de mi visita a los mismos lugares. Y el pendiente, sin dudarlo a Egipto y, si pudiera ser en uno de los viajes organizados del gran Nacho Ares, sería insuperable.

8.- ¿Qué actividad te ha entretenido más durante el confinamiento del pasado mes de marzo?

Animarme para animar a mi familia, a mi entorno, a mi alumnado, a mis amigos… Soy así, inasequible al desaliento.

9.- Un sueño por cumplir.

Muchos, pero si se dicen no se cumplen.

10.- Tu mayor logro en la vida.

Estar feliz con lo que he vivido, no cambiaría nada de lo que me ha tocado ‘gestionar’ estos 50 años.

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