Dia Mundial de la Salud Sexual 2023

La Organización Mundial de la Salud define la Salud Sexual como *_un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, la cual no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud (OMS, 2006a)._**
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En este sentido, tal y como indica la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, los derechos sexuales y reproductivos han sido reconocidos por la comunidad internacional como derechos humanos en declaraciones, convenciones y pactos de las Naciones Unidas, la ONU, la OMS o la Unión Europea, siendo el concepto de Salud Sexual y Reproductiva incorporado por primera vez en las Naciones Unidas, en la Conferencia Internacional sobre Población y el Desarrollo en El Cairo (1994). En esta Conferencia se vincula a nivel teórico el discurso sobre los derechos humanos y el derecho a la Salud.

Aunque en España se han desarrollado leyes y estratégias que abogan por la Salud Sexual y reproductiva, como la Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo; la Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, o la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual (Ley del Solo sí es si), aun queda un largo camino por recorrer en este sentido.

Al hablar de salud sexual hacemos referencia a multiplicidad de factores que integran la sexualidad: el cuerpo físico (anatomía, fisiología), el cuerpo emocional (intensifica o bloquea las sensaciones placenteras), el cuerpo psíquico y mental (incorpora y memoriza las experiencias placenteras, y dolorosas, estimulando o bloqueando vivencias) el cuerpo social (normativas, prohibiciones diferenciadas por sexos a la hora de establecer relaciones vinculares) el cuerpo cultural (con sus creencias, mitos y tabúes) el cuerpo espiritual (trasciende la experiencia individual y la universaliza).

El disfrute y el acceso a una salud sexual sana está directamente vinculado a las construcciones y experiencias ligadas al género, a la identidad sexual y de género, a la etnia, la clase social, el estatus legal, las situaciones socioeconómicas o las situaciones de discapacidad o diversidad funcional entre otras. Por otra parte, el acceso a la información de calidad y a sistemas de salud que tengan en cuenta estos factores, son factores especialmente importantes en la salud sexual y reproductiva.

Todas las personas, sin distinción de la situación, nacemos con la capacidad de desarrollar y vivir la sexualidad en las diferentes etapas de la vida, la cual se va construyendo de acuerdo o en desacuerdo con los mandatos sociales y las creencias culturales de cada contexto. Pero, lamentablemente, no todas las personas disfrutan de una salud sexual plena y sana.

Tal y como indica Charo Altable Vicario, vivir la sexualidad de forma saludable es bueno para nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestras relaciones. De ahí la importancia de la educación afectiva y sexual desde la infancia y adolescencia, sabiendo que según algunos estudios que las niñas y los niños se inician en la pornografía a los 8 o 9 años, generalizándose a los 14 años, siendo los varones los grandes consumidores (87% han visto pornografía en diferentes ocasiones. Estos datos hablan de un tipo de sexualidad vinculada a la cosificación de la mujer, sumisa y objeto a disposición de cualquier deseo o fantasía masculina, donde el deseo femenino es silenciado y se ensalza la erección y potencia agresiva del órgano masculino, toda una muestra de sexualidad falocentrica y patriarcal donde la clave principal son las relaciones de dominio.

Rosa Cobo en su libro Pornografia “El placer del poder” plantea que la gran industria de la explotación sexual no tiene nada que ver con el placer, la gratificación, la intimidad, la reciprocidad, sino con la construcción de fantasías y deseos que solo puede colmar la industria, siendo una de las mayores violencias que se ejerce sobre los cuerpos y la psique de las mujeres. Si a esto le añadimos la construcción social de las mujeres en el deseo de agradar al otro, vemos los nefastos resultados, en adolescentes, jóvenes y mujeres adultas con respecto a la salud sexual.

Desde el Consejo General del Trabajo Social pensamos que es necesario potenciar y generar relaciones de reciprocidad, donde esté presente la escucha, empatía, libertad, autonomía y cuidado de sí y de la otra persona, cuando de su bienestar (aspectos que reclama el feminismo) , sin olvidar que la sexualidad y el deseo de las mujeres ha estado ocultado históricamente, aumentando esta situación con mujeres de orientaciones sexuales no normativas, con patología mental, etc.
Por otra parte, es necesario seguir trabajando en programas y estrategias que aboguen por estrategias de promoción de la salud sexual y reproductiva, por el acceso igualitario al sistema sanitario de todas las personas que tengan en cuenta la perspectiva de género y de diversidad, la formación y sensibilización de profesionales vinculados a la salud sexual y reproductiva, y a la investigación sobre la temática.

Nos sumamos, por tanto, a la conmemoración del Día Mundial de la Salud Sexual.