Euskadi con las ratios profesionales del trabajo social en Atención Primaria más bajas de toda España
La Universidad de Deusto de Bilbao ha acogido este 19 de septiembre la II Jornada Intercolegial de Trabajo Social Sanitario, que ha organizado el Consejo General en colaboración con los tres Colegios Oficiales de Trabajo Social del País Vasco. El evento, que ha congregado a cerca de 100 profesionales del trabajo social sanitario de toda España, ha permitido poner en común todo lo que se está trabajando en este ámbito de intervención y proponer planteamientos, retos y compromisos de futuro.
La inauguración contó con la presencia de Ane Ferrán, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto; Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General del Trabajo Social; Mamen Álvarez Zubizarreta, directora del área Sociosanitaria de Osakidetza; y Elixabete Domínguez Gabas, presidenta del Colegio de Bizkaia.
Durante la apertura, Emi Vicente explicó el por qué del País Vasco para su celebración, “denunciar la reducción de las trabajadoras sociales sanitarias en el Servicio Vasco de Salud”. La presidenta del Consejo General expresó que “es preocupante y muy grave que Euskadi sea la única comunidad autónoma con los ratios profesionales del trabajo social en Atención Primaria más bajas. Aunque tampoco la situación mejora en atención hospitalaria o de salud mental”, y trasladó el objetivo de poder “contribuir a la mejora y visibilidad de la intervención del trabajo social en el Sistema de Salud, para mejorar su atención a la ciudadanía y su bienestar integral”. Por último, instó a que las administraciones “incorporen la mirada social, la mirada de las trabajadoras sociales para ofrecer un sistema sanitario de calidad”.
Ane Ferrán dio importancia a “la colegialidad como valor profesional” y animó a “seguir siendo profesión y disciplina basada en la práctica”.
Eli Domínguez, presidenta del COTS de Bizkaia, en representación de los tres colegios del País Vasco, expuso la grave situación del trabajo social sanitario en Euskadi y la falta de reconocimiento. Denunció que “la figura en atención primaria sea una utopía” y demandó la presencia de las trabajadoras sociales en el Pacto Vasco de Salud, como una oportunidad para favorecer su labor y fortalecer los equipos interprofesionales para una atención integral en el sistema.
Se contó con la presencia de Mamen Álvarez, representante del Sistema Vasco de Salud, que abogó por la colaboración sociosanitaria entre profesionales como medio necesario para integrar la salud de las personas y reforzar las políticas sociales. Asimismo agradeció el cambio de visión social comunitaria gracias al esfuerzo de las trabajadoras sociales.
En la primera mesa se ha querido visibilizar el Trabajo Social Sanitario en España con experiencias desde la estructura colegial. Raquel Millán, secretaria general del Consejo General, ha presentado los primeros resultados del Mapa del Trabajo Social Sanitario en el Sistema Nacional de Salud. El análisis muestra las diferentes realidades del trabajo social sanitario que han compartido 33 de los 36 Colegios Oficiales de Trabajo Social que han participado. En un primer análisis se recoge que existen en torno 3.295 trabajadoras sociales sanitarias en España (a falta de daros de Islas Baleares, Cataluña y Soria).
El análisis muestra similitudes en la Atención Primaria, ya que la mayoría de los territorios las profesionales compaginan varios centros de atención primaria, pero también con otros recursos sanitarios. En algunos territorios se denuncia la no cobertura de algunas poblaciones o la gran dispersión existente para ofrecer atención de calidad.
En el caso de la atención hospitalaria el número de profesionales de Trabajo Social es mayor, aunque la realidad se repite al informarse que algunas profesionales tienen que compaginar varios centros, pero también con otros recursos sanitarios. La denuncia en estos centros se ce refiere a la no cobertura de algunas plazas, funciones no propias o la presencia de profesionales de otras profesiones en las unidades de trabajo social.
La situación en Salud Mental o Adicciones es muy diversa. Las compañeras de Salud Mental, aunque se encuentran mayoritariamente en la red hospitalaria, algunas comunidades autónomas refieren que no hay profesionales del trabajo social en salud mental pese a que la normativa autonómica lo establece (por ejemplo, Cantabria), mientras que en Gipuzkoa solo hay una trabajadora social sanitaria para dar atención en salud mental infanto-juvenil. En materia de Adicciones existen diferencias, al depender aun en algunos territorios del Sistema de Servicios Sociales.
En cuanto a otro tipo de centros sanitarios en los que existe presencia de trabajadoras sociales, se pueden destacar: mutuas, servicios centrales, violencia de género, salud comunitaria, atención a la salud de personas en situación de calle. planificación familiar, promoción de la salud sexual y reproductiva o centros residenciales.
Ante esta diversidad y variedad de situaciones, Raquel Millán explicó que, para concretar, se elaborará un documento (2025) con el fin de unificar tanto el número de profesionales y el ámbito en el que están, así como los contenidos a nivel laboral que en el análisis de 2020 quedaron muy dispersos.
El papel del asociacionismo científico como estructura fundamental para el Trabajo Social Sanitario fue el tema tratado por Miguela Arévalo, presidenta de la Asociación Española de Trabajo Social y Salud. En su exposición puso de relevancia el papel de la asociación en la promoción y defensa del trabajo social sanitaria desde 1986 con 10 delegaciones en toda España. Entre sus acciones destacó el impulso de la actividad científico-técnica de nuestra área de conocimiento para procurar el progreso de la especialización de la disciplina profesional del Trabajo Social Sanitario; y entre las reivindicaciones de futuro está defender la estrategia de las jefaturas en todas las áreas donde esté el trabajo social sanitaria, así como la reclasificación de las profesiones sanitarias, con la negociación del estatuto marco.
Amaia Apraiz, trabajadora social sanitaria de Atención Primaria de Osakidetza, con su ponencia “Persistir, resistir y desistir”, presentó una retrospectiva sobre la situación de la profesión en el sistema vasco de salud. De acuerdo con los datos en el Boletín Oficial del País Vasco del 31 de diciembre de 1987 había 16 plazas en Asistencia Social Primaria, más 19 puestos vacantes en Bizkaia y 10 en Gipuzkoa. Actualmente en el Servicio Vasco de Salud cuentan con “poco más de 100 trabajadoras sociales sanitarias ubicadas en atención primaria, salud mental y hospitalaria” entre los más de 27.500 profesionales sanitarios del sistema.
La atención primaria en el Servicio Vasco de Salud cuenta con cuatro trabajadoras sociales sanitarias en 2 de las 6 OSI (Organizaciones Sanitarias Integradas) de Gipuzkoa (compaginando 2 de ellas con atención hospitalaria), en Bizkaia son cinco trabajadoras sociales en 3 de las 5 OSI (una de ella de forma parcial compatibilizando con atención hospitalaria) y en Araba no cuentan con ninguna profesional. Esta situación, advirtió Amaia, “no garantiza una cobertura universal de los servicios sanitarios, con una oferta de atención integral a las personas en la que se potencie la equidad y la eficacia”.
En comparativa, Geno Ochando trabajadora social y directora del Servicio de Humanización, Aseguramiento y Coordinación interdepartamental del Departamento de Salud del Gobierno de Navarra, presentó la realidad del trabajo social sanitario en el Sistema Navarro de Salud, que en 8 años ha aumentado un 178% el número de profesionales. Puso especial relevancia en la presencia de la dimensión social en la salud, en concreto en la planificación y evaluación, a través del impulso de programas y acciones del trabajo social en lo asistencial, a través del diseño, implementación y evaluación de procesos adaptados a las necesidades específicas de ciertas poblaciones, y orientando políticas sociales y sanitarias hacia un modelo igualitario y accesible para todas las personas. Por último, instó a la participación real para el impulso de políticas al estar en puestos directivos en los que habitualmente no hay presencia de trabajadoras sociales como: grupos técnicos, comités estratégicos (bioética o eutanasia) y en responsabilidad de programas y estrategias.
Cristina Solé Mora, trabajadora social de l’Institut Català de la Salut (ICS) y miembro de la junta territorial de Girona del Colegio Oficial de Trabajo Social de Catalunya, habló de la situación actual y los retos de futuro del Trabajo Social Sanitario en Catalunya. Aunque no existen datos clarificados por el Servicio Catalán de Salud, el COTS de Catalunya estima que el 19,6% de su colegiatura trabaja en este sistema. Entre las amenazas destaca “la disolución del rol en los equipos multidisciplinares a consecuencia de la hegemonía de la vertiente sanitaria y de los desequilibrios de poder entre las diferentes disciplinas; la priorización por parte de los trabajadores y trabajadoras sociales de la gestión y el acceso a los recursos sociales y sanitarios en detrimento de la intervención comunitaria; y el reto de mantener la confidencialidad y respetar a la LOPD en el marco de los historiales electrónicos de salud y del trabajo en red”. Instó al igual que la compañera de Navarra a “participar en la toma de decisiones sobre políticas sanitarias y en la planificación, y estandarizar procesos de intervención, reducir tiempos de gestión, identificar recursos profesionales y establecer ratios según las necesidades poblacionales”, entre otras.
La mesa redonda “Intervención en adicciones y salud mental desde el trabajo social Sanitario” contó con la coordinación de Gotzon Villaño, trabajador social sanitario de Araba.
Inmaculada Asensio, trabajadora social sanitaria de la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Almería, denunció desde su experiencia “el espacio marginal que ocupa el trabajo social” en los equipos de salud mental, “delegándose funciones no cualificadas”, y siendo necesario “deconstruir la visión reduccionista del trabajo social sanitario en los equipos disciplinares”.
A continuación, se presentaron dos experiencias de la Red Extrahospitalaria de Salud Mental y del Equipo de Psiquiatría Infantojuvenil desde Gipuzkoa. Mª Asun San Martín y Raquel Litago, junto a Macarena Domínguez, única trabajadora social sanitaria de Salud mental infanto-juvenil de Gipuzkoa,, incidieron en la importancia de la visión integradora y comunitaria de la profesión en los procesos de salud, siendo necesaria la coordinación entre los diferentes ámbitos. Expusieron como ejemplo el Protocolo de coordinación de empleo protegido en los centros de salud mental y la experiencia del espacio socio sanitario para personas con trastorno mental grave en el marco del programa de apoyo social comunitario.
La tarde se dedicó a la participación grupal y comunitaria en el sistema de salud. Se contó con la ponencia de Rocío Moreno, trabajadora social sanitaria del Equipo de Salud Comunitaria de la Gerencia del Area de Salud de Badajoz, que presentó el contexto actual a nivel ministerial del Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria, la orientación comunitaria en Atención Primaria, la Estrategia de Salud Comunitaria y el papel de las trabajadoras sociales en Atención Primaria. Resaltó sobre todo la creación de plazas de trabajo social dentro del Servicio Extremeño de Salud específicamente para trabajar la promoción de la salud y la salud comunitaria, en el marco de la estrategia. Como ejemplo, presentó el proyecto PROGRESO (en la zona de salud El Progreso de Badajoz), que lleva 18 años trabajando con la comunidad y a través de la participación activa la mejora del bienestar y las condiciones de vida. Como conclusión, reflejó como imprescindible el apoyo y la implicación de la administración, la falta de disposición por parte de equipos de atención primaria de iniciar el proceso de salud comunitaria y es necesaria ofrecer formación en metodología comunitaria para las profesionales.
Durante el coloquio representantes de las Comisiones de Salud de los Colegios Oficiales de Trabajo Social, compartieron sus experiencias en promoción de la salud a través de la participación grupal y comunitaria. Por ejemplo, Madrid compartió el proyecto de educación para la salud para abordar los riesgos de las nuevas tecnologías en menores, o el proyecto “Agárrate a la vida” en la prevención del suicidio.
La clausura contó con Jessica Resurrección, presidenta del Colegio de Álava, y Emiliana Vicente, presidenta del Consejo General del Trabajo Social, que incidieron en el reconocimiento del trabajo social sanitario, pero sobre todo en la participación desde el trabajo social en comisiones y grupos trabajo, en procesos normativas o de estrategias, con el fin de ofrecer una atención más ajustada a la realidad. “La ciudadanía tiene derecho a ser atendida por una trabajadora sociales en atención primaria de salud, y así deben reclamarlo en su territorio”.
Euskadi con las ratios profesionales del trabajo social en Atención Primaria más bajas de toda España
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