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MURCIA

Asesina a su mujer en Beniel ante sus hijos

martes 6 de octubre de 2015 Fuente: La Verdad

La víctima, de 23 años y natural de Mali, había denunciado por malos tratos a su agresor, sobre el que pesaba una orden de alejamiento.

«Hace poco la vi salir de su casa con el rostro cubierto de sangre», advierte una vecina.

Detienen al sospechoso, natural de Mali, que maltrataba a su esposa y tenía una orden de alejamiento; todo apunta a que la mató con la pata de una silla BENIEL. Para saber que la joven Maimouna Diarra tenía problemas en su matrimonio bastaba con no estar sordo. «Porque era raro el día –relata Francy Nelly, vecina del mismo edificio– en que no se enzarzaban a discutir. Los gritos los oía todo el barrio». Sin embargo, a su marido, Sidi Ibrahim Diakaté, a pesar de la orden de alejamiento que pesaba sobre él, jamás le escuchó nadie alzar la voz. Ni siquiera ayer, cuando presuntamente asesinó a la joven, de 23 años, y se dio a la fuga hasta ser detenido por la Guardia Civil. Los hechos ocurrieron alrededor de las 15.15 horas. Varios vecinos alertaron a la Guardia Civil de la fuerte discusión que mantenía la pareja, natural de Mali. Una hora antes, Fousseymi Diarra, un familiar que también vive en el mismo edificio de la calle Catedrático Torres Fontes, se cruzaba en su rellano con el presunto asesino. «Nos saludamos y subió a su casa», aseguró Diarra a ‘La Verdad’. «Iba tranquilo. Todo me pareció normal». Pero no era así.

Junto a la pareja, en la vivienda también estaban sus dos hijos, una niña y un niño, de 4 y 7 años de edad, respectivamente, quienes llegaron del colegio para comer. Por razones que se desconocen, y como ya era habitual, Maimouna y Sidi Ibrahim, que por cierto eran primos, comenzaron a discutir. Y de las palabras, él pasó a las manos. Los dos pequeños, asustados igual que otras veces, contemplaban la escena.

La mujer falleció por un traumatismo craneoencefálico producido al recibir un fuerte golpe en la cabeza. Habrá que determinar si fue atacada por el agresor con una silla, como ayer mantenían algunas fuentes, o se golpeó contra algo tras ser empujada.

Una vecina del edificio de enfrente incluso presenció desde su ventana cómo el hombre forcejeaba con la víctima y la tiraba al suelo. Otros testigos, a pie de calle, telefonearon a la Policía. «Para nosotros, estas situaciones eran normales», continúa Carmen Marín, otra vecina. «Armaban unas escandaleras de miedo. Pero solo gritaba la mujer». Incluso Francy reconoce que, «no hace mucho, ella salió corriendo de su casa con el rostro cubierto de sangre. Creo que le partió una ceja».

Los primeros en llegar, agentes de la Policía Local de Beniel, avisaron a los servicios sanitarios, que nada pudieron hacer por Maimouna. Los dos niños fueron trasladados a otra vivienda. Y durante dos horas y media nada se supo de Sidi Ibrahim, quien se dio a la fuga hasta ser apresado.

La familia apenas llevaba dos años en Beniel, hasta donde se trasladó desde Murcia. El detenido estaba en el paro. En su edificio pronto descubrieron que el hombre parecía violento. «Hasta tres veces llamé el año pasado a la Policía por peleas similares», señala Francy. Otros residentes en el inmueble corroboran que la pareja discutía a menudo. «Una vez me lo encontré en el garaje, durmiendo en su coche», recuerda Jon. «Y no era difícil ver a los niños jugando en la escalera, asustados».

La relación de Sidi Ibrahim con los pequeños, en cambio, era entrañable. O eso mantienen quienes lo conocían. Francy reconoce que «trataba a sus hijos con mucho amor. Se le podía ver en el parque con ellos y les compraba chucherías. Era un padre normal». Así lo define también Bamassa Traore, expresidente de la Asociación de Mali, si bien apostilla que «la pareja tenía problemas». Por eso, demasiado a menudo, «intentábamos hablarles para que arreglaran sus diferencias. Pero no hacían caso».

Maimouna, por otro lado, había cambiado en los últimos tiempos su forma de vestir. «De la tradicional bata de colores que lucen las mujeres de Mali –continúa Francy–, pasó a vestir de forma más occidental». Es por ello que algunos conocidos de la familia señalan los celos del agresor como posible móvil del crimen, aunque todos mantienen que, «si existieron, eran infundados».

Mari Carmen Morales, alcaldesa de Beniel, reveló ayer que la víctima había interpuesto denuncias contra su pareja ante la Guardia Civil y, a raíz de ellas, se dictó una orden de alejamiento. Al parecer, Maimouna tramitó con los servicios sociales el pago de los recibos del agua y una ayuda para comprarle a sus hijos material escolar. De ellos se encargarán ahora los abuelos maternos, que residen en Francia.

Cuando hace unas semanas regresó al Consistorio para solicitar la Renta Activa de Inserción para mujeres víctimas de violencia nadie apreció, como lamenta Morales, «ninguna situación que denotase el trágico final».

La alcaldesa ha convocado una concentración para esta mañana, a las 12.00 horas, frente al Ayuntamiento, para condenar esta muerte, la primera de 2015 en la Región a causa de la violencia de género. Para Francy eso ya da igual. «Estuvieron separados un tiempo, pero él volvió… En mala hora», concluye.

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