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MURCIA

Educación marca un protocolo en casos de violencia, acoso y autolesiones

martes 17 de febrero de 2015 Fuente: La Verdad

En solo dos años han aumentado un 7% los episodios de depresión, fobias e intentos de suicidio en los centros escolares de la Región.

¿Qué debe hacer un profesor si tiene la sospecha de que su alumno se autolesiona y tiene fobia al patio? ¿Y si escucha que otro ha podido agredir sexualmente a una compañera? ¿Si observa conductas sexuales impropias para la edad de un escolar? La Consejería de Educación ha elaborado siete guías de actuación para que los responsables de los colegios e institutos tengan claro cómo enfrentarse a esas situaciones y qué pasos deben dar ante cualquier indicio.

El llamado protocolo de apoyo inmediato a las víctimas escolares contempla siete situaciones anormales que convierten en víctima al estudiante y que requieren de la intervención por parte de los docentes: agresiones aisladas, acoso escolar, víc timas de accidentes, emergencias o catástrofes, enfermedades de larga duración, gestión del duelo, acoso sexual y actos autolíticos, es decir, intentos de suicidio, comportamientos autodestructivos y conductas automutilantes. Este último apartado preocupa especialmente en los centros educativos, sobre todo en los institutos, ya que en los dos últimos años se ha detectado un incremento de patologías relacionadas con la salud mental superior al 7%. Así, han aumentado los casos de depresiones graves, fobias (al propio centro educativo), autolesiones y, en el peor de los casos, intentos de suicidio.

Las guías –disponibles en la web educarm. es– marcan, paso a paso, las pautas a seguir en cada una de las siete situaciones de riesgo contempladas en las fase de detección, intervención y seguimiento, y se acompañan de un diagrama que resume el recorrido que debe realiza el centro escolar en cada caso.

Uno de los más complicados es precisamente el que se refiere a las autolesiones, muy difíciles de prever. Así, en este caso, durante la fase de detección el protocolo recomienda a los profesores y al orientador del centro estar atentos a los alumnos más vulnerables emocionalmente, con signos de depresión, ansiedad o desesperanza, «o con menos recursos para afrontar situaciones difíciles, compartirlas y expresarlas». Si el estudiante se automutila en el centro, el protocolo marca que se presten los primeros auxilios y, en función de la gravedad, se llame a los servicios de emergencias y a los padres del estudiante. La guía marca también cómo actuar con los compañeros del alumno, y recomienda, entre otras muchas actuaciones, «evitar o desarticular procesos de aislamiento o de rechazo hacia el compañero o, por el contrario, de mitificación o veneración, previniendo el ‘efecto Werther’ o de imitación, dado que puede aparecer una tendencia de los niños y jóvenes a identificarse con las soluciones drásticas adoptadas por las personas que intentaron o cometieron suicidio».

Mantener la calma

Cuando se trata de situaciones de acoso o agresión sexual (ya sea entre los menores o por parte de un adulto hacia un estudiante), el protocolo da pautas sobre cómo abordar la cuestión con el menor, entre las que destaca mantener la calma y evitar hacer preguntas que puedan intimidar al niño, no presionarle, creer en lo que cuenta y evitar culparle con preguntas como ‘¿por qué no lo has contado antes?’ o ‘por qué lo permitiste?’. Además de activar todos los mecanismos previstos por la ley en estos casos, el protocolo discurre al margen de la vía judicial y da pautas para que los profesores sepan cómo actuar durante la fase de seguimiento. Así, recomienda «respetar escrupulosamente el derecho a la intimidad del menor y de sus familias, garantizando la confidencialidad y evitando que aparte de los posibles daños directos sufridos por el menos, se añadan otros como poner en duda su testimonio, culpabilizarlo, señalamiento por otros compañeros…».

La gestión del duelo cuando un estudiante sufre la pérdida de un ser querido también está detallada en la guía, que da recomendaciones y ofrece recursos, incluso, sobre cómo comunicar la muerte a los alumnos más pequeños, de tres a seis años. En ese caso, el protocolo aconseja «definir la muerte como el momento en que el cuerpo se detiene del todo, y no puede caminar, comer…». A los de Primaria, en cambio, se aconseja explicarles la causa de la muerte de manera sencilla y comprensible, y en el caso de los adolescentes de Secundaria es básico «ser paciente si los alumnos se muestran enojados. A veces será necesario protegerles y no permitir conductas violentas o incontroladas».

Las siete situaciones anormales que abordan las guías ya están reguladas por la normativa centrada en detectar y erradicar conductas o situaciones nocivas o que afectan a la convivencia escolar, pero la principal novedad de los protocolos ahora editados por la Consejería radica en que las aborda centrando el foco en el alumno que las sufre como víctima.

Las guías fueron presentadas ayer por el consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez; y la directora general de Calidad Educativa, Begoña Iniesta.

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