El ADN prueba que un militar es el padre de un bebé dado en adopción sin su permiso
Busca a su hijo desde que su expareja le dijo que había muerto, cuando en realidad lo había entregado a los servicios sociales.
Siempre supo que tenía un hijo y que su corazón seguía latiendo. Nada debilitó la intuición paterna de Álvaro. Ni siquiera que su expareja le dijera que iba a abortar por unas complicaciones en la gestación, que después le ocultase la fecha del parto y que, finalmente, lo entregase en adopción a la Dirección General de Familia, tras ponerle al bebé los apellidos de su nueva pareja. «Se han desmontado muchas mentiras», afirmó ayer con rotundidad este militar gallego, afincado en Torre Pacheco, tras conocer que el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid ha concluido que sus probabilidades de paternidad son del 99,9999999999%. «Ahora ya puedo pelear por mi niño, para que sepa quién es su padre biológico».
Nada más recibir los resultados del ADN, lo primero que hizo fue llamar a los Servicios Sociales para preguntar «cómo está mi hijo». Álvaro llevaba aguardando a hacer esa consulta desde que un trabajador social le desveló que su bebé no murió durante el parto, en el hospital de Los Arcos, sino que fue entregado en adopción a la Comunidad Autónoma el 31 de diciembre pasado. «Me han dicho que está bien de salud». Pero nada más.
No pueden darle información ni le permiten visitar al bebé porque aún mantiene los apellidos de la madre y de su actual pareja. A efectos legales, Álvaro sigue siendo un extraño para el niño. «Le han puesto el muro del Registro Civil», resumió metafóricamente su letrado, Antonio Gálvez. Por ello han planteado un pleito de paternidad, apoyándose en las pruebas genéticas, y han impugnado la filiación actual del menor. Lo que Álvaro quiere es que lleve su apellido.
«Cuando conste en el Registro Civil solicitaremos medidas paternofiliales sobre la custodia y un régimen de visitas». El abogado se mostró esperanzado con la inminente vista oral: «La pericial de paternidad es la prueba reina».
La madre biológica puede visitar al niño, pero Álvaro sigue sin poder ponerle cara, más allá de la imagen que aparece en las ecografías que guarda con mimo. «Las conservo desde que nos dijeron que sería un chico», detalló ayer en conversación telefónica con ‘La Verdad’, porque actualmente la Marina le tiene destinado en Menorca. «Hay tantas cosas que haría con él….». El militar se derrumbó al pensar en los meses perdidos con el pequeño. «Poder abrazarlo sería suficiente».
Traslado a Cartagena
Para lograrlo tendrá que seguir pleiteando. «Ya me he gastado 3.000 euros». Aunque el dinero no le preocupa y ya ha pedido un permiso a los mandos para viajar de Menorca a la Región a preparar el juicio. También se ha asesorado sobre las medidas de conciliación familiar para solicitar su traslado a Cartagena. «Tengo un piso en Torre Pacheco, todavía guardo el carrito, el canapé de viaje, el cambiador…».
A pesar de la «ansiedad» con la que ha vivido estos meses, de las mentiras sobre el embarazo que recibió de su expareja y de la batalla legal que mantiene con ella en los juzgados, Álvaro aclaró que «no pretendo quitarle la custodia a la madre. Sería absurdo pelear por demostrar que soy el padre de mi hijo y querer quitarle a su madre. Estoy dispuesto a acordar una custodia compartida si los Servicios Sociales lo avalan. Solo quiero involucrarme como padre. El niño todavía no se ha enterado del jaleo, pero si esto se prolonga meses, se criará en un ambiente insano».
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