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MURCIA

La emergencia social por vocación

domingo 4 de enero de 2015 Fuente: La Verdad

José Morales. Jefe del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento de Murcia.

Ingresó en un convento de Zaragoza para hacerse misionero, pero terminó de trabajador social.

Es difícil que el jefe del SEMAS (Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social) del Ayuntamiento de Murcia se centre en la conversación. El teléfono no para de sonar, le asaltan mil cosas que lleva en la cabeza y no cesa de recuperar las llamadas que llegan a su despacho a pesar de que ha huido de él para buscar tranquilidad. «Dame diez minutos que haga una cosa», no deja de decir. Y es que le asaltan las tareas. Su despacho es un ejemplo de una vida caótica pero con ese orden desordenado en el que muchos siempre encuentran lo que buscan.

En dos mesas se apilan montañas de expedientes. Seguramente si le piden alguno lo encontraría en cuestión de segundos. Porque una de las mayores virtudes de José Morales es el control que tiene sobre todo lo que pasa a su alrededor. Aunque se tire largos minutos buscando las llaves del coche o un papel donde estaba escribiendo segundos antes, puede recordar la mayor parte de los casos en los que ha intervenido. Y se puede recorrer las calles de Murcia buscando personas sin techo sabiendo el sitio exacto donde se encuentran y su situación. Criado en Jumilla, residió en Alicante, donde cursó los estudios de Asistencia Social. Esta inquietud no era nueva, de hecho a los 16 años ingresó en un convento de Zaragoza para estudiar Teología e irse de misionero. No llegó a terminar el primer año porque Mari Carmen Herrero, una trabajadora social de su pueblo, le mostró el camino de la que hoy es su profesión. Fue en la provincia de Alicante donde empezó su vida laboral. Primero en el Ayuntamiento de Elda y luego en el de Alicante, donde aprobó una oposición. Finalmente recaló en Murcia, con 31 años. Y aquí se quedó. Su primer destino en la capital del Segura fue el barrio de San Basilio. «Allí en los ochenta había mucha conflictividad», destaca. Luego estuvo en la zona de Murcia Sur y, finalmente, desde 1997, en el SEMAS.

Fue la entonces concejal María José Nicolás quien lo puso al frente de este servicio que arrancaba de forma experimental. «El primer año, como era en plan prueba, el policía destinado y yo estuvimos siempre de guardia. No libramos ni un solo día. Hay que destacar que las condiciones de comunicación entonces eran muy precarias. Trabajábamos con buscas y había que procurar estar localizable». En el año 2000 el servicio se consolidó y Morales fue nombrado coordinador.

Su trabajo es vocacional. Se nota por la pasión con la que habla de él. Cuenta los casos, aunque sean de hace años, con un detalle y una memoria sorprendente. Pero dice que ya no se los lleva a casa. «En esta profesión, o desconectas o te vuelves loco». Aunque parece que siempre lleva un aire de preocupación, reconoce que es una persona alegre. «Para mí, cualquier pequeño resultado en algún caso es algo que celebrar. Sí, soy una persona alegre, no tengo razón para no serlo». Y humilde, porque aunque se le insista sobre la importancia de su trabajo y como hay que estar hecho de otra pasta para asumir ciertas problemáticas, Morales pone caras extrañas. «No me siento especial, para nada. Especiales son los bomberos que se juegan la vida rescatando personas. O los médicos, que salvan vidas. Yo no hago más que mi trabajo».

Casado en dos ocasiones, es padre de dos hijos, un chico y una chica, de su primer matrimonio. El fracaso de éste le llevó a emprender una cruzada que hasta estos días no empieza a dar sus frutos. Demasiado tarde para él; es la custodia compartida. Como vicepresidente de la Asociación SOS Papá, no entiende que por una separación uno de los cónyuges tenga que ver a sus hijos solo cuatro días al mes. «Me parece injusto que los niños paguen por los errores de sus padres». Ahora tiene una pareja que comparte esta visión y, de hecho, la aplica. Es esa pareja la que lo tiene de viaje constantemente, porque vive «en la otra punta del país».

Reconoce que la suya es una profesión dura, pero dice que nunca ha tenido la más mínima duda de que es la suya. Ni ha tenido el pensamiento de buscar un destino más tranquilo o un trabajo menos estresante. «Las emergencias tienen algo que te enganchan», reconoce. Porque Morales, el jefe del SEMAS, se ha convertido en un especialista en salir corriendo. Será por eso, quizá, por lo que parece que siempre tiene prisa.

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