ONU Mujeres cierra su oficina en España por deseo del Gobierno
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La oficina de ONU Mujeres en España, que se abrió hace cinco años, no suponía coste alguno para el Gobierno, ya que se encontraba dentro las instalaciones de la Oficina Mundial del Turismo y bajo su seguridad. La financiación de la oficina procedía de los fondos corrientes de ONU Mujeres (tal y como sucede en todas sus delegaciones) y el Ejecutivo únicamente ha contribuido económicamente en proyectos concretos. El Gobierno español sí ha sido durante años uno de los principales financiadores de ONU Mujeres, pero también de otras agencias de la ONU como la FAO o el PNUD.
La representación de ONU Mujeres en España echa el cierre y el Gobierno prevé dejar de aportar fondos hasta que se consuma la hucha de la aportación española a esta agencia de Naciones Unidas. Aunque era la propia organización multilateral la que financiaba el funcionamiento de la oficina de enlace, el Ministerio de Asuntos Exteriores la considera prescindible: prefiere la interlocución directa. “El Gobierno español desea comunicarse directamente con nuestras oficinas centrales en Nueva York”, afirma Kristin Hetler, directora del departamento de Asociación Estratégica, encargado de las relaciones con los países donantes.
“La oficina no existe como tal en términos jurídicos, y no se cierra lo que no existe”, afirma el secretario general de Cooperación del Ministerio de Asuntos Exteriores, Gonzalo Robles. Se refiere a que el despacho no estaba sustentado por un acuerdo entre España y Naciones Unidas. Añade que “en ningún país de Europa existen oficinas de ONU Mujeres”, al contrario de lo que ocurre en los países en vías de desarrollo. “No tiene sentido que Naciones Unidas se gaste el dinero en ella”, añade. El Gobierno prefiere, en su lugar, la presencia de un funcionario español en Nueva York que haga de enlace.
La oficina –entre tres y cinco personas empleadas con cargo a Naciones Unidas- no costaba un duro a las arcas españolas. Unas arcas que han pasado de la generosidad de la época de Rodríguez Zapatero al recorte drástico con el Gobierno popular. En 2010, cuando se creó ONU Mujeres –agrupó cuatro organismos, incluido Unifem que dirigía la española Inés Alberdi-, España desembolsó 34,9 millones de euros, un tercio total de las aportaciones voluntarias a la nueva agencia. En 2011, se redujo notablemente: 20,4 millones ese año la exministra de Igualdad, Bibiana Aído, fue nombrada consejera de Bachelet, lo que motivó fuertes críticas. Para 2012, cuando España bajaba al noveno puesto entre los contribuyentes después de haber sido el primero, el Ejecutivo español había comprometido 5,2 millones pero todo indica que el pago no se hará.
España ha aportado a ONU Mujeres y a su antecesora Unifem más de 170 millones de euros en total, incluido el fondo de igualdad, según Exteriores. Del total de contribuciones realizadas, quedan en torno a 30 millones sin gastar. A partir de ahora, ese remanente debe suplir las aportaciones a corto y medio plazo, empezando por los 5,2 millones de este año, explica Robles.
La creación de una red de oficinas en los distintos países fue una de las prioridades de la directora ejecutiva de ONU Mujeres, la expresidenta chilena Michelle Bachelet, desde que arrancó esta gran agencia de la ONU, en 2010. Estos centros permiten tener información de las políticas y prácticas de los distintos gobiernos –con vistas a su posible extensión a otros- y favorecer la cooperación institucional. También movilizan recursos económicos para proyectos y rinden cuentas sobre sus resultados. En el caso de España, la oficina de enlace llevaba abierta desde 2007, cuando la igualdad tenía menor rango en Naciones Unidas y se repartía entre cuatro organismos incluido Unifem. En Naciones Unidas precisan que la oficina en España era de “enlace” y explican que el grueso de su operativo en el extranjero se centra en los países en desarrollo, donde es necesaria una acción más intensa para cerrar la brecha de género.
La ONU califica la relación con España de “sólida” y “positiva”. Añade que la interlocución directa que el Ejecutivo plantea a partir de ahora “es la línea de comunicación que usan otros gobiernos”, precisa Kristin Hetle. El cierre de la oficina es algo que se lleva discutiendo desde hace tiempo entre la agencia que dirige Michelle Bachelet y el Gobierno español. Hetle admite también que “debido a la actual crisis financiera, España no puede mantener el nivel anterior” de fondos que da a la agencia. A pesar de esto, “es un socio incondicional en el objetivo común de avanzar en los derechos de la mujer en todo el mundo”, asegura.
El cierre levanta algunas críticas. “Rechazar la presencia de una agencia de Naciones Unidas es algo insólito. El mensaje que da el Gobierno es que todo lo que se refieres a mujeres es algo prescincible. Supone depreciar la igualdad”, afirma la socióloga Soledad Murillo, exsecretaria de Estado de Igualdad.
A los funcionarios en Naciones Unidas les preocupa desde hace tiempo el impacto que la crisis financiera está teniendo en las contribuciones que los países en la ayuda al desarrollo. El secretario general Ban Ki-moon alertó durante la pasada Asamblea General del impacto que puede tener el recorte en el logro de los Objetivos del Milenio, donde el avance hacia la igualdad de género es uno de los pilares claves. En el caso de las contribuciones a ONU Mujeres, la caída se debió al bajón de casi 15 millones de euros en la aportación de España, que compensaron otros países.
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